El amor, la raíz de muchas decisiones. Últimamente he estado pensando en algo, un área específica que en lo personal lo considero muy importante. El perdón; cuando perdonamos a alguien generalmente surgen dos cosas que provocan esa decisión. Hoy quiero hablarles de la primera y es el amor. Si vamos a su palabra dice que nos salvó por amor. Sin importar qué iba a recibir a cambio, no dudó en hacerlo. Su amor es tan grande e inexplicable que nos salvó. Gracias a ese amor somos salvos. Lo mismo es con nosotros, perdonamos porque amamos a la persona y por amor a Él lo hacemos. Su palabra dice que debemos de personar 70 veces 7. ¿Tienen alguna idea de cuántas veces son? Demasiadas. Al principio, cuando aprendí y entendí este versículo no saben las veces qué probé hacer la suma de la cantidad que dice, simplemente son demasiadas.
A veces el perdonar cuesta y duele pero en lo que debo de pensar es…
Porque lo amo, perdono.
Porque me amo, perdono.
Porque obedezco, perdono.
Porque soy hijo/hija de Dios perdono.
Porque Él lo hizo, perdono.
Tantos porqués pueden existir, tantas razones para perdonar.
El perdonar nos hace libres, automáticamente hay una reconciliación.
¡Qué mejor que estar todos en armonía!
Con el perdón, este mundo sería mejor.
Si Dios mismo nos perdona todos los días, todo el tiempo, ¿por qué nosotros no lo vamos a hacer?
Dios ve nuestro corazón y Él siempre va a querer lo mejor para nosotros, pero muchas veces somos nosotros los que lo limitamos para no recibir eso que Él nos tiene preparado. Él siempre va esperar que perdonemos a los que nos lastiman, a nosotros mismos o incluso perdonar sin siquiera esperar recibir una disculpa.
Si vivimos con falta de perdón, estamos viviendo fuera de la voluntad de Dios.
Cuando perdonamos no solo hacemos un bien con Dios o a esa persona si no, un bien hacia nosotros mismos.
Te motivo por medio de este blog para que puedas empezar a examinarte y ver a quién debes de perdonar hoy.
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