828135855306094 Si todo lo puede… ¿Por qué no lo hace?
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Si todo lo puede… ¿Por qué no lo hace?


Es interesante como muchas veces limitamos a Dios con nuestra falta de fe. Si… leemos esas historias sobrenaturales de la biblia donde personas son sanadas, salvas, transformadas, etc. Y lo vemos muy lejos o incluso imposible que suceda en estos tiempos.

Dios no trabaja de la manera en que nosotros creemos o esperamos que trabaje, se nos olvida lo capaz y sobrenatural que es. Olvidamos que EL es el mismo de siempre. El que partió el mar en dos, sanó enfermos, salvó a pecadores y cuantas cosas mas que parecían imposibles las hizo posibles.


Cuando vivimos momentos difíciles y vemos las cosas naturales en este mundo, una parte de nosotros decide que tal vez Dios no puede con tanto. Entonces, perdemos expectativa de El. Perdemos la esperanza y nuestra fe. Verdaderamente, no creemos que lo ”imposible es posible” como la Biblia lo dice. Así como los niños, una fe expectante en un Dios de imposibles. Tal vez de niños no nos cuesta creerlo y con el tiempo remplazamos y limitamos nuestra fe. Cuando eres niño todo lo crees, e incluso nada es imposible desde esa perspectiva. Cree como niño. No pierdas tu fe.





Si Dios no trabaja o responde como queremos, en algún momento decidimos que a lo mejor no va a suceder o no es real. La vida continua, cualquier cosa se espera… Siguen los problemas, parejas se separan, la enfermedad sigue, personas sufren en los problemas. Muchas veces pensamos, el Dios de lo imposible del que hablamos no lo vemos o no es capaz de solucionarlo. Si es bueno y todo lo puede… ¿por qué no lo hace?

Claro, a pesar de todos los problemas la vida sigue y aún hay cosas buenas.


A pesar de todo lo que sabemos es que Dios es un Dios de imposibles, nosotros somos los que lo limitamos con nuestra falta de fe y no dejamos que lo haga a su manera. Dios ha estado siempre contigo, El te conoce y sabe que es lo mejor para ti.

Permanece, pelea y cree por tu milagro que Dios puede hacerlo.


Lamentaciones 3:18-23 PDT

18

Me dije a mí mismo:

«Mi fuerza y esperanza en el SEÑOR han desaparecido».

19

Recuerda que estoy triste y no tengo hogar.

Recuerda la bebida amarga y el veneno que me diste.

20

Tengo bien presentes todos mis problemas

y me siento demasiado triste.

21

Pero nunca olvidaré algo

que siempre me dará esperanza.

22

El fiel amor del SEÑOR nunca termina;

su compasión no tiene fin,

23

cada mañana se renuevan.

¡Inmensa es su fidelidad!

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